Observaciones astronómicas y el año nuevo andino

Observaciones astronómicas y el año nuevo andino

21 de Junio – Solsticio de Invierno

Hoy día, en el altiplano peruano boliviano, especialmente en el magnífico templo de Kalasasaya, en Bolivia; miles de mujeres y hombres, vieron surgir a los primeros rayos del sol con las manos levantadas, recibiendo así al año nuevo andino, Mosoq Huata o Macha Mara, en quechua y aimara respectivamente, esta celebración se pierde en los tiempos y es que el hombre, ha buscado desde sus orígenes entender su existencia y su devenir observando a las estrellas o a nuestros astros mayores, es decir el sol y la Luna.

Ubicarse en el espacio para fijar un punto de inicio sobre la tierra y a partir de ahí emprender a caminar con un destino definido ha sido el hito fundamental y creo necesario para considerar que un pueblo ha cruzado el umbral de los conocimientos y puede organizar su espacio geográfico y ser considerado una civilización avanzada.

Este sorprendente logro se basó principalmente en la observación de la bóveda celeste, determinar los patrones de movimiento e identificar la cantidad de días para que un lejano astro cumpla un ciclo; correlacionando además aquellos movimientos astronómicos con hechos cotidianos como el cambio de estaciones, los fenómenos climáticos, la mayor o menos duración de los días y el desarrollo vegetativo de las plantas, dando origen a una de sus principales aplicaciones prácticas que es la determinación del calendario agrícola.

Es así, como nacieron las pequeñas señales y alegorías que marcaban en la tierra posiciones notables de cuerpos celestes o astros mayores como la luna y el sol, por alguna característica que la identificada como singular durante centenares o tal vez miles periodos de observación.

Así surgieron también grandiosos monumentos como las Pirámides de Egipto o Teotihuacán o la ciudadela de Machu Picchu con su emblemático Intihuatana, o la piedra donde está atada el Sol.

Aquí, en el Perú (Casma) está ubicado Chankillo el observatorio solar más antiguo de América, se trata de un conjunto de monolitos hechos con albañilería de piedra y mortero que ha sobrevivido a más de 2000 años y aun hoy 21 de Junio del 2017, permitirá que por sus milenarias ventanas se ilumine el primer día del solsticio de invierno, es decir el año nuevo andino.

Existen crónicas por ejemplo de Juan de Betanzos [1551] (entre otros como Garcilaso de la Vega) que han recopilado las conclusiones astronómicas prehispánicas y que fueron prohibidas por los mismos españoles, quienes creían ver en ellas prácticas paganas, persiguiendo a aquellos que conocían dichas artes.

Es en la magnífica obra de Felipe Guamán Poma de Ayala, quien mediante dos dibujos explica por qué los incas si habían establecido los días de los solsticios de verano e invierno.

En su obra capital “Nueva Crónica y Buen Gobierno”, Felipe Guamán Poma grafica en dos estampas a los meses de Junio y Julio, con diferencias fundamentales en los elementos de su composición; son las dimensiones del Sol, en el Mes de Junio, donde se observa al Inca Brindando con el Sol, a quien envía un vaso de chicha de jora mediante un diablillo, probablemente la interpretación sincretizada de Amaru, (el dragón mítico que representa al ciclo del agua), el objetivo de esta bebida es fortalecerlo al sol a quien se observa pequeño, triste y débil, así mismo la ñusta luce frágil y desolada.

Para el mes de diciembre las diferencias son notables, esta vez el sol luce radiante y emparejado con la Luna, el dibujo titula CAPAC INTI RAYMI, es decir la fiesta del poderoso sol, detrás de ellos hay un gentío que vestidos con galas acuden solemnes atestiguando el dialogo del Inca con el sol.

Estas líneas sobre el año nuevo andino, tiene por finalidad difundir a los jóvenes lectores algunos aspectos fundamentales de nuestra historia y entender sobre todo que somos herederos de una cultura que supo ver los cielos y observar en el camino de las estrellas y en los desplazamientos del sol y la luna, como ordenar sus territorios y manejar sus recursos, cuando sembrar y cuando cosechar en tan dilatado y accidentado territorio.

El calendario agrícola Inca debió ser un trabajo muy prolijo, porque solo así podemos disfrutar ahora de sus logros, por ejemplo, una amplia diversidad de frutos entro otros a las 3,000 variedades y tantas de papa que desde los andes se diseminaron para alimentar a la humanidad.

Fuente: Todo en Perú



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